El principio más profundo del carácter humano es el anhelo de sentirse importante, apreciado.Nada hay que más necesiten las personas que alimentar su propia autoestima.Sin embargo, alimentamos los cuerpos de nuestros hijos, amigos y empleados; pero, en muy contadas ocasiones alimentamos su autoestima, sin saber que una apreciación sincera puede cambiar la vida de una persona. La apreciación honesta logra resultados allí donde la crítica y el ridículo fallan.
Seamos calurosos y generosos con el elogio, herir a la gente no sólo no la cambia, sino que es una tarea que nadie nos agradecerá. Por el contrario, con muestras de aprecio, la gente acogerá nuestras palabras y las atesorará y las repetirá toda una vida.
Demostrar aprecio sincero y honrado es una regla básica para tratar con las demás personas, pruébalo.
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