Consecuencias del abuso de ansiolíticos

Los ansiolíticos son medicamentos empleados para combatir la ansiedad, fobias, crisis de pánico, insomnio e incluso como relajantes en el caso de contracturas musculares. Aunque este tipo de fármacos no se pueden adquirir en la farmacia sin prescripción medica es habitual automedicarse con fármacos prestados por familiares o amigos a los que un especialista se lo ha prescrito por necesidad especifica para esta persona.

Si se toman estos fármacos de forma puntual no suele tener efectos negativos para la salud pero un consumo continuado puede provocar dependencia, lo que impide abandonar el tratamiento de forma radical estableciendo una reducción paulatina para evitar el síndrome de abstinencia. Estas alteraciones pueden provocar mareos, confusión, temblor, desorientación, palpitaciones, hipotensión, estreñimiento, vómitos, amnesia, mal estar general así como mayores síntomas de ansiedad o insomnio.

Adicionalmente este tipo de fármacos tienen una gran interacción con otros como el levodopa (utilizado para tratar el Parkinson), anticonceptivos orales, ácido valproico, zidovudina y especialmente con la ingestión de bebidas alcohólicas.

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