A cualquier relación superficial nos atrevemos a llamarla amor

Hoy día, con la degradación de los valores afectivos, a cualquier relación superficial basada en la sexualidad nos travemos a denominarla amor. Pero hay que tener el coraje de llamar a cada cosa por su nombre.
Es tremendamente fácil enamorarse, quedarse deslumbrado por alguien; sin embargo, es muy difícil mantenerse enamorado en la sociedad actual. En muchas parejas no hay más que superficialidad y apariencia de cara a la galería. Sin duda, el amor también está en crisis.
El amor verdadero debe descansar en dos pilares importantes: la inteligencia afectiva y la voluntad para luchar por un amor maduro, dejando a un lado las pequeñeces que nos desvían y distraen del camino acertado.

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