Equilibrio entre firmeza y flexibilidad para tratar a nuestros hijos adolescentes

Los padres deben desempeñar el rol que les compete: el de ser una autoridad firme, pero cercana y afectiva. Puede que exista una relación amistosa, pero la orientación no debe dejarse de lado. Es necesario valorar con tranquilidad todas las solicitudes que el joven les hace, e ir dando algunos permisos siempre que la persona menor de edad se responsabilice por las reglas que se brindan desde el hogar. Es imprescindible dialogar continuamente con ellos y escucharlos.
Por otra parte, hay que ser inflexibles ante la mentira o la incorreción ante otras personas. Si pasamos por alto un incidente lo percibirá como que no nos importa. Por último, es imprescindible que tanto el padre como la madre formen un frente unido de batalla en la misma línea de exigencia.

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