La crisis no solo afecta a nuestro bolsillo, también a nuestra salud mental

La crisis económica actual en la que nos vemos inmersos hace que los estados depresivos aumenten. Desempleados y trabajadores con temor a perder su puesto de trabajo padecen repetidos cuadros de insomnio y ansiedad.

La prescripción de psicofármacos ha crecido un 15% y las consultas psicoanalíticas tienen más trabajo.

Si tomamos en cuenta los altos índices de depresión y los casos de suicidio relacionados con problemas financieros vemos que el problema es mayor de lo que uno imagina. Es más, la OMS también ha sacado a relucir la poca preocupación que tienen los países para tratar las afecciones mentales, denunciando que se gasta menos del 2% del presupuesto nacional para tratar este tipo de enfermedad.

Es común que el ser humano tienda a rechazar o evadir problemas de este tipo, incluso cuando nos llega a tocar de manera cercana; sin embargo esta actitud no desaparece el problema; la situación es real y como tal debe de ser atendida.

Vivir solo aumenta el riesgo de padecer demencia senil

Estar y vivir solo a partir de los 50 años duplica el riesgo de demencia senil. Además, cuando una persona está divorciada o ha enviudado, las posibilidades de padecer demencia (incluso el síndrome de Alzheimer), se triplica.

Vivir en pareja implica retos sociales y cognitivos que tienen un efecto protector en el cerebro.

También existen otros factores que aumentan el riesgo de padecer demencia, como lo son: la falta de ejercicio, dietas poco saludables, ausencia de estimulación intelectual, aislamiento social, etc.

Mantener una vida activa, tanto social como mentalmente, parecen ser las medidas preventivas mas eficaces para prevenir la demencia senil.

Consejos para el ánimo del cuidador de un enfermo crónico

El cuidador de un familiar con una enfermedad crónica grave sabe que no hay descanso. La situación afecta a toda la familia y sus necesidades se convierten en el centro de todo lo que les rodea.
El cuidador puede verse en situaciones asfixiantes y su estado anímico suele acabar resintiéndose. El cansancio tanto físico como psíquico es habitual y puede generar desajustes y tensiones familiares.
Instalarse entonces en la negatividad es cosa fácil, casi natural. Sin embargo, para que nuestras fuerzas resulten eficaces y atendamos satisfactoriamente al enfermo, el ánimo del cuidador tiene que ser positivo. El cuidador debe ayudarse a sí mismo a sentir la ilusión por vivir, cada instante de su vida. Así podrá transmitir alegría y serenidad al enfermo.
Es recomendable que todos los días (al margen de la labor de asistencia al enfermo) dispongamos de un rato para nosotras mismas y otro para nuestra pareja e hijos. Los amigos también están ahí, no pierdas el contacto.
Hacer ejercicio, al menos durante media hora al día, y acudir cada cierto tiempo a espectáculos al cine, teatro, museos...o simplemente pasear, te vendrá bien.
Es aconsejable, cada cierto tiempo, contratar la ayuda de profesionales, o pedir ayuda a familiares o amistades, para que nos reemplacen, sin sentimientos de culpabilidad.

Recuerda que el enfermo, además de cuidados básicos precisa tranquilidad y mucho afecto. Demostrarle amor y afecto no sólo le ayudará a él, a tí también.

Ten presente que, aunque tu vida ha sufrido cambios, sigues siendo protagonista de ella.

¿Es normal que los mayores duerman menos por la noche?

Conforme vamos envejeciendo, el sueño es menos nocturno y más diurno, y de menor profundidad, y esto tiene que ver probablemente con el envejecimiento cerebral. Las personas mayores se duermen antes, se despiertan antes, duermen menos por la noche, y duermen más durante el día.
Aunque el insomnio en la tercera edad es común, es importante buscar ayuda profesional para resolverlo porque puede llevar al desarrollo de otros problemas.

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