Si intentamos cambiar el mundo para adaptarlo a nuestras expectativas y preferencias, estamos destinados a fracasar.
Nadie puede dominar enteramente el mundo exterior. Sin embargo, podemos vencer la ira, el orgullo, el deseo, el odio y los celos que hay dentro de nosotros y que nos hacen estar en discordancia con el mundo.
Estamos tan acostumbrados a tratar de cambiar las cosas que ni siquiera podemos aceptarnos tal como somos. Lo que necesitamos es un espejo que nos muestre con precisión quiénes somos y qué partes de nosotros mejorarían si las trabajásemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario