La importancia de tomar distancia y aprender a observar

Coger distancia y aprender a observar, además de facilitar nuestro autocontrol, fomenta la riqueza y el aprendizaje de las experiencias, la recionalidad y el crecimiento de la persona, su autoestima, la capacidad de autoafirmación, de seguridad personal, de comunicarse con los demás...
Como regla general, cuando nos sintamos emocionalmente muy implicados en una situación, cogeremos distancia y observaremos desde fuera para encontrar la posible solución de manera objetiva y racional.

¿Qué es la inteligencia emocional?

La Inteligencia Emocional es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás; la capacidad de motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que mantenemos con los demás y con nosotros mismos.
Hoy día, podemos afirmar que no nos prepararon para la vida, tampoco facilitamos esos aprendizajes a los niños y adolescentes. Se entrena a las personas en la adquisición de conocimientos muchas veces obsoletos que poco ayudan al desarrollo de personas auténticamente libres, maduras y equilibradas.
Demos a la Intelegincia Emocional el valor que se merece, y hagamos de su desarrollo uno de los principales objetivos de la resentida educación actual.
Como decía Pitágoras: "Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres".

Nos faltan ilusiones para salir de la crisis

Sin ilusiones perdemos la fuerza que nos mueve, el timón que nos guía, el horizonte que nos espera. Podemos perder el paraguas o la cartera, pero no las ilusiones, porque entonces sólo nos quedará la desesperanza.
¡No podemos vivir sin ilusiones¡ Hay demasiada gente triste, demasiados confundidos, demasiadas personas sin esperanza a que todo vaya a cambiar.
Hoy día, tenemos que crear nuevas metas, nuevos objetivos porque los antiguos quedaron obsoletos. Debemos encontrar el sentido a nuestros esfuerzos y la utilidad de nuestros sacrificios. ¡Debemos volver a tener ilusiones¡

El que se cree que lo sabe todo demuestra una ignorancia suprema

La persona que siempre se cree estar en posesión de la verdad, no sólo demuestra una arrogancia intolerable, sino también una ignorancia suprema.
Aquellas personas "iluminadas", nos hacen perder el tiempo y nos suscitan malestar. Resulta difícil ayudarles a salir de su error, pero una táctica que suele dar buen resultado es dejar de escucharles. Si nos miran por encima del hombro, ¿por qué vamos a mirarlos por debajo?
¡No hagamos lo que esperan de nosostros¡ y, quizá de esa forma, se sientan obligados a plantearse su conducta.

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