Los trastornos de conducta más frecuentes en la adolescencia


El trastorno de conducta es una alteración del comportamiento, que a veces es diagnosticada en la infancia. Éste se caracterizada por un comportamiento antisocial que viola las normas y reglas adecuadas para la edad.

Entre los comportamientos antisociales podemos citar: la irresponsabilidad, el comportamiento trasgresor (como las ausencias escolares o el escaparse), la violación de los derechos ajenos (robo, por ejemplo) y, o la agresión física hacia otros (asalto o violación).

Estos comportamientos a veces se presentan juntos; pero puede suceder que aparezca uno o varios de ellos sin estar acompañados por ninguno de los demás.

Los problemas psicológicos más frecuentes en niños

Son de dos tipos:
  • Problemas emocionales y de comportamiento: trastornos por angustia de separación, fobias escolares, evitación, retraimiento, aislamiento, ansiedad en diversas formas de manifestación, trastornos del ánimo como la depresión infantil, enuresis y encopresis (incontinencia urinaria y anal respectivamente), trastornos adaptativos, agresividad y rebeldía, entre otros.

  • Problemas escolares y relacionados con el aprendizaje: trastorno del déficit de atención, que se puede con o sin hiperactividad.

Cómo afrontar el Acoso Escolar o Bullying

El Bullying se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros.
Los chicos acosados suelen mostrar timidez, inseguridad, complejo de inferioridad, baja autoestima e introversión. También pueden elegir los acosadores a compañeros con alguna característica específica: muy delgados, gordos, con gafas o a los “empollones” de la clase.
  • Si nuestro hijo se queja de acoso, debemos creerle. Le pediremos que nos cuente detalles de la situación.
  • Lo más urgente que debe hacer es pedir una entrevista al tutor de su hijo. La escuela debe conocer la situación como punto de partida para solucionar el problema y evitar que vuelva a presentarse en el futuro.
  • Debe apoyar a su hijo. Puede pasar más tiempo con él, darle confianza, animarle a expresar sus sentimientos, darle la posibilidad de colaborar para sentirse útil, etc.
  • No debemos culpabilizar en ningún sentido al niño por lo que le está sucediendo. El es sólo una víctima de la situación.
  • No tratar este asunto ni con el niño acosador ni con sus padres. Este tipo de actuaciones “directas” suelen empeorar las cosas. Tampoco es buena idea el pedir al niño que se defienda, ya que por lo general el “bully” suele ser más fuerte, además de que la pelea le puede servir de justificación para continuar el maltrato.
  • El niño debe tener claro que debe pedir ayuda cuando le amenacen y debe contar al adulto cualquier agresión o episodio de acoso que sufra.
  • Poner etiquetas con el nombre del niño a sus ropas puede evitar que se las roben, como sucede en muchos casos de acoso o bullying.
  • Para hacer frente al acoso el niño debe ser más asertivo. Es bueno permitirle que se enfrente a usted en algunas situaciones y que exprese ideas contrarias a la suya. Ayúdele a aprender estrategias de afrontamiento del acoso. Puede jugar con él a hacer una representación ó “role playing” de una situación de acoso, enseñándole cuál sería la mejor manera de reaccionar, y luego que él la practique.
  • Si usted no es capaz de ayudarle en ese sentido, puede recurrir a un psicólogo o inscribirle en un curso de habilidades sociales donde se practiquen tales conductas. Hay también actividades cómo el kárate o el judo que entrenan el autocontrol y la seguridad en uno mismo y en ese sentido pueden resultar un aprendizaje útil para estos casos. También es conveniente animarle a participar en situaciones sociales (equipos deportivos, grupos scouts, etc.) de modo que mejoren sus habilidades sociales y se encuentre más a gusto consigo mismo.
  • Ir o regresar del colegio acompañado de algún compañero reduce el riesgo de acoso en el trayecto.

No quiero que me afecte lo que piensen los demás sobre mí

La gente que se preocupa mucho por la imagen que transmite a los demás está esclavizada a lo que digan los demás de él. Y esa esclavitud genera vulnerabilidad. ¿Cómo hacer para que no nos afecte lo que los demás dicen de uno? Pues confiar en uno mismo
 Y la primera regla para confiar en uno mismo es saber quién se es. Piensa en tí, dedícate momentos del día sólo para pensar en quién eres tú.



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