Los beneficios de la risa para nuestra salud

Los beneficios de la risa  se extienden a todos los niveles, tanto físicos como psicológicos. Aprender a reír o tener buen humor es aprender a percibir las cosas desde ópticas más agradables. Además,  la risa aumenta la calidad de vida y es una terapia complementaria que nos ayuda a curar todas las enfermedades.
Cuando tienes buen humor percibes la realidad desde una óptica mucho mejor. Estas más receptivo, más abierto a cualquier situación que suceda.
Esto repercute en nuestra filosofía de vida y nos ayuda a ver posibilidades de salida a corto, medio o largo plazo. El buen humor desarrolla la creatividad. Se nos ocurren más ideas y tenemos más posibilidades de crear oportunidades de triunfo.
También nos ayuda a confiar más en nuestras cualidades. Además, influye en la motivación y en la predisposición.
Asimismo, reírse proporciona beneficios a nivel físico. En concreto,  la risa fortalece el corazón, cuando nosotros estamos riéndonos a carcajadas movemos 420 músculos del cuerpo, y entre ellos agitamos los músculos del corazón.
También reduce la presión arterial porque aumenta el calibre de los vasos sanguíneos y relaja los músculos lisos de las arterias y ayuda a superar cualquier problema respiratorio, ya que la ventilación respiratoria llega al máximo y alcanza hasta cuatro veces más de lo habitual.
La risa refuerza el sistema inmunológico. Cuando estamos alegres o felices generalmente no tenemos tantos resfriados, las gripes son más suaves, si es que las tenemos.
Además, alivia las digestiones, pues produce más jugos gástricos y nos ayuda a tener una mejor digestión.
La risa favorece la producción y liberación de varias sustancias bioquímicas como la dopamina, la serotonina y la adrenalina.

La actividad física durante la niñez puede prevenir la depresión durante la etapa adulta

Las personas que tienen poca actividad física durante la niñez son más propensas a sufrir depresión, que aquellas que realizaron con frecuencia actividad física durante esa etapa en su vida.
La actividad física puede contribuir positivamente en el desarrollo de células cerebrales durante la infancia y a la vez, ayuda a afrontar mejor situaciones de estrés.Las investigaciones hacen una relación entre las actividades físicas y el apoyo social, afirmando que una persona con bajos niveles de actividad física tiene además poco apoyo social, razón por la cual esto influye en si una persona padece o no de depresión.
Sin duda la actividad física en cualquier etapa de la vida es fundamental no solo por la salud física sino mental.

Si no puedes dormir, sigue la regla de los 15 minutos

Si no logras dormirte, o si te despiertas y no vuelves a conciliar el sueño dentro de los 15 minutos posteriores, sal de la cama y haz algo relajante que te ayude a despejar la mente, como leer, meditar, o tejer (pero nunca mirar televisión o navegar en internet!). Luego, una vez que vuelvas a sentir sueño, regresa a la cama. Si te obstinas en permanecer en la cama e intentas obligarte a dormir, sólo lograrás caer en un estado de ansiedad, que justamente es lo que menos necesitas.

Ejercicio mental para controlar una situación tensa o que provoca malestar

1. Piensa en una situación que te provoca tensión o malestar y obsérvala como si fuera una película y tú eres el espectador/a. Mírate a ti mismo/a en ella. Observa y siente todos los detalles de esa situación. Siente lo que pasa en tu cuerpo en esta situación.
2. Viéndote en esta película, ¿cómo te gustaría desenvolverte en esta situación que te estresa? o ¿Qué te gustaría hacer diferente? o ¿Qué recursos (paciencia, disciplina, decisión, seguridad, tolerancia, flexibilidad o algún otro) necesitas para esto?
3. Elige el recurso que necesitas. Cierra tus ojos, respira profundamente y siente lo que es tener ese recurso que necesitas en ti. Te puede servir traer algún recuerdo donde hayas utilizado ese recurso. o ¿En qué parte de tu cuerpo lo sientes principalmente? Toca esta parte de tu cuerpo
4. Ahora manteniendo tu mano en esta parte de tu cuerpo y respirando profundamente, vuelve a pasar la película de tu situación estresante pero con la diferencia de que ahora tú tienes en ti tu recurso simbolizado. Vuelve a respirar profundamente y observa qué pasa, cómo se modifica la escena y cuáles son tus sensaciones.
5. Elabora una frase en positivo, tiempo presente simple y afirmativo para ilustrar tu objetivo y poder manejar esta situación asertivamente. Por ejemplo: “yo soy paciente cada vez que…”
Este ejercicio tendrás que repetirlo en varias ocasiones hasta que tu mente aprenda que hay otra manera de responder en esta clase de situaciones.

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