Tus amigos necesitan que le dediques tiempo

Los amigos no van a estar eternamente esperándote. Dedica tiempo a tus amigos si quieres conservarlos, no quedes con ellos únicamente cuando no tienes otra cosa que hacer. Deben saber, por tu actitud, que ocupan un lugar importante en tu vida. Todos estamos ocupados y sacar tiempo para saber de los demás es necesario para la salud de nuestra amistad. Plantéate si merecen la pena y si aportan algo a tu vida. Si es así, no dejes que la desidia te aparte de ellos.

Convertir la hostilidad en amistad

Existe una frase que elimina malos rollos entre dos personas que discuten: "Si yo estuviera en su lugar, no hay duda de que me sentiría de la misma manera".
Esta frase suavizará a la persona más pendenciera del mundo. Y usted puede pronunciarla con toda sinceridad, porque si estuviera en el lugar del otro es evidente que pensaría como él. Tenga compasión del pobre diablo que se le acerca enfadado. Simpatice con él, y piense que "ese" podría ser usted.

Los días que no hayamos aprendido nada, serán días vacíos

Las personas seguiremos creciendo mientras sigamos aprendiendo.
Debemos sacar provecho a todas las situaciones que hemos vivido. Por ejemplo, si hemos vivido un día negativo, lo único que podemos es cortar nuestro malestar, pues, a partir de mañana, el sufrimiento no tendrá ningún sentido.
Si, por el contrario, la experiencia ha sido positiva, podemos centrarnos en ella, pues mientras su evocación nos genere alegría y seguridad, las consecuencias seguirán siendo positivas.

Si hablas bien de los demás, te verán simpático

Hablar de terceros, sobre todo si son amigos comunes, cuando no están presentes sirve para afianzar opiniones con el que sí que está presente.
Sin embargo, se puede hablar de los demás de dos maneras: bien o mal. Y según la forma de la que hablemos con los demás, resultaremos más o menos simpáticos.
Los cotilleos maliciosos son indudablemente peores que los positivos si buscamos caer bien a los demás.
Es decir,  si decimos cosas agradables sobre los amigos, nos verán como personas agradables. Pero si no dejamos de hablar maliciosamente de ellos, la gente, inconscientemente, asociará con nosotros esos rasgos negativos.

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