Debemos enseñar a nuestros hijos a manejar las frustraciones

Desde niños, se empieza a experimentar algunas situaciones de fustración, por ejemplo cuando no se consigue el juguete que se quiere o no se logra que los demás hagan los que los niños desean.
Debe formar parte de la educación de los hijos enseñarles a manejar las frustraciones. Los padres deben evitar satisfacer continuamente sus deseos por temor a un enfado o rabieta, o porque desean evitarles este sentimiento. Lo único que lograrán es que sus hijos no estén preparados para afrontar situaciones frustrantes.
Los niños o niñas que peor manejan el “perder” son aquellos que viven en ambientes muy competitivos o que la lucha por el cariño y el alimento es una regla de vida. Se evidencia mayor incomodidad en niños que sus padres tienden a competir todo el tiempo, a establecer lucha de poderes y los niños no pueden acceder emocionalmente a la experiencia de “saber perder”.
Todos debemos aprender a manejar la frustración. Para ello, es necesario aceptar la causa que la provocó y no permitir que las consecuencias de la misma nos sobrepasen.

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