El problema de las personas afectadas de gelotofobia empieza cuando oyen a alguien reír. Asocian esta reacción con hacer el ridículo y la consideran un ataque. Las personas susceptibles llegan a sufrir ansiedad, por lo que evitan determinadas situaciones y su vida social se puede ver perjudicada, en extremo, puede ocasionar aislamiento social.
Como causa general del miedo a la risa ajena se consideran repetidas vivencias traumáticas, en referencia a la sensación de "haber hecho el ridículo" o "haber sido ridiculizado" durante la infancia o la adolescencia. Las burlas escolares o bullying pueden relacionarse con la gelatofobia, pues consiste en el miedo a una experiencia pasada en la que una persona fue objeto de burlas.
Para prevenir esta fobia, los padres no deben castigar al hijo, por norma, a través de una humillación. Privarles de atención, cariño o burlarse de ellos de modo sarcástico puede llevar a sentimientos de vergüenza e inferioridad. El sarcasmo es un medio poderoso para castigar o controlar el comportamiento, pero algunos menores que son objeto de mofa o ridículo de forma constante desarrollan un comportamiento defensivo y tímido.
Una familia demasiado cerrada también puede dificultar la socialización de los hijos con grupos de amigos. La integración en estos grupos no se hace de forma natural y libre, por lo que se generarán situaciones difíciles en el proceso de adaptación. Estas dificultades se reflejan con momentos de estrés que se manifiestan en forma de torpeza, tensión y comportamiento ridículo.
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