¿Qué puedo cambiar de mí para tener amigos?

Es necesario esforzarse por limar, pulir y rectificar aquellos aspectos de la personalidad que dificultan, entorpecen o impiden el trato y la relación con los demás en la vida cotidiana.
Se trata por desterrar lo negativo, modelando las aristas y las vertientes menos sanas del propio comportamiento. Toda esta tarea de reforma personal es ligera, pero continua: suave y sosegada, pero firme y compacta. Sin estos propósitos concretos, no debemos esperar cambios que favorezcan una mejor relación entre las personas.
Hay que evitar con los demás los denominados "prontos de carácter" en el lenguaje coloquial (reacciones impulsivas, pérdida del autocontrol ante estímulos insignificantes), la utilización de esquemas rígidos, intransigentes y herméticos, así como la susceptibilidad, los cambios bruscos de humor inmotivados o la desconsideración sistemática ante opiniones ajenas a las propias.

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