Se dice que las personas de ojos grandes y abiertos son extrovertidas, mientras que las introvertidas los tienen más bien pequeños.
Una persona receptiva se descubre en sus ojos separados.
La que expresa sus emociones tiene los ojos saltones y brillantes, y la que no lo hace los tiene hundidos.
Los ojos redondos y húmedos evidencian a los soñadores.
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