El desencanto en el matrimonio

Se da sobretodo en matrimonios que empezaron jóvenes. Con los años, se transforman los caracteres. A veces, se cambia de intereses y se siguen evoluciones distintas. Además, cuando se conoce mucho a una persona, cada vez es más difícil aceptar sus fallos y defectos.
Soluciones:
  • Especificar lo que nos gusta y nos desagrada, poniendo ejemplos y enfatizando en lo positivo.
  • Hacer peticiones, no exigencias.
  • Hablar de lo que el otro hace y no de lo que es.

Exceso de perfeccionismo y vanidad en la educación de nuestros hijos


La cultura del perfeccionismo nos insiste en que en algún sitio hay una receta perfecta para educar a nuestros hijos, y eso es  falso.Vivimos en un mundo consumista y perfeccionista, pero alejado de las verdaderas necesidades de los niños. 
Es un error llenar la agenda de los escolares hasta límites abusivos de clases extra-escolares, deberes y actividades con prestigio que solo cansan a los niños y que, en muchos casos, refuerzan el ego de los padres que proyectan en ello posibles frustraciones personales.Los niños llegan a tener poco espacio para trabajar las emociones y la libertad personal . Presionamos tanto a nuestros hijos, que no les dejamos elegir su camino.

La obsesión por la perfección sólo puede conducirte a la desilusión

No todo es tan perfecto como siempre pretendes que sea. Si deseas que todo esté de acuerdo a tu esquema de valores te pasarás todo el tiempo tratando de acomodar esos detalles para que se vean perfectos. Busca un equilibrio y deja de lado el exceso de perfeccionismo, te sentirás mejor. Disfruta del sabor de esas pequeñas cosas que te ayudan a ser feliz , descubriéndolas  en el día a día.

El trastorno afectivo estacional


El trastorno afectivo estacional (SAD) se caracteriza por episodios anuales de depresión en otoño o invierno, que remiten en primavera y verano. Se suelen tener síntomas como la fatiga, tendencia a comer exceso (particularmente hidratos de carbono) y dormir . Es más frecuente en mujeres que en hombres y suele comenzar después de los 20 años, siendo infrecuente en niños. La edad de aparición más frecuente es entre los 18 y los 30 años. Las personas con este problema deben pasar todo el tiempo que les sea posible al aire libre durante el día.

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