Es importante atajar el sentimiento del ridículo desde el principio, para evitar que el mismo se aloje en nuestro interior, en nuestra mente.
- Piensa que todos alguna vez en la vida hemos metido la pata.
- Estas situaciones de ridículo nos enseñan, de ellas se aprende cómo actuar en un futuro, cómo debes reaccionar.
- Aunque no lo creas, las personas que te vieron en esa situación, lo olvidan rápido. En tu mente queda más tiempo.
- Para erradicar la tensión mental provocada por el ridículo, cuenta lo que te pasó a un amigo. No olvides contarlo con un cierto humor o ironía.
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