¿Se puede ayudar a un niño que disfruta haciendo el mal por el mal?

 Todos conocemos casos de niños que en nuestro vecindario disfrutan haciendo fechorías, tales como pinchar las ruedas de los coches o dejar el ascensor repleto de pintadas ofensivas. 

Estos niños no están adaptados ni social ni emocionalmente. Frecuentemente, la inadaptación aumenta con la edad.  Se sienten inseguros e infelices y les cuesta las relaciones personales. Pierde amigos con facilidad debido a su carácter egoísta, desagradable y vengativo. Se cree inferior y se siente perseguido por los demás, acumulando agresividad y frustración.

En estos casos de niños inadaptados y violentos, es imprescindible la ayuda del psicólogo. Es muy importante  que su entorno le provea de seguridad, de cariño y afecto y que encuentren un lugar donde encajar.

Animarnos a nosotros mismos cuando lo tenemos todo en contra

Cuando parezca que todo está en nuestra contra, es cuando necesitamos más que nunca nuestra propia ayuda. Si al final no conseguimos lo que pretendíamos, la realidad es que lo hemos intentado, y si lo hemos hecho con todos nuestros pensamientos dirigidos a la consecución del objetivo, nos animaremos por nuestros esfuerzos.
Si es posible mejorar la práctica en un futuro, lo haremos, y si ya no existe esa posibilidad, nos sentiremos satisfechos con nuestro intento.

Prohibir el consumo de alcohol y drogas a un adolescente ¿es eficaz?

 La prohibición tajante para que nuestros hijos no beban alcohol o consuman drogas suele producir el efecto contrario. Y es que el adolescente es rebelde, basta que le prohíbas algo para que quiera probarlo.

En lugar de prohibir, informa. Háblales de los efectos nocivos que producen en el organismo y en su círculo social. La comunicación es el método más eficaz cuando queremos conseguir algo de nuestros hijos. No se trata de sermonear a nadie sino de darles una información clara y sencilla, sin dramatizar pero con seriedad.

¿Cómo podemos ayudar a un familiar hipocondríaco?

El hipocondríaco se cree muy enfermo cuando se le presenta el más mínimo síntoma: un poco de fiebre, dolor muscular, una erupción en la piel... Estas personas van continuamente al médico, se automedican y buscan información en Internet para confirmar sus malestares. No resulta fácil convivir con estas personas, incluso, a veces, el hipocondríaco de tanto quejarse, contagia sus manías a la persona que convive con él. Por eso, puedes aprender algunas pautas para ayudarle y para que este trastorno no perjudique vuestra relación. 

En primer lugar, debemos saber trasmitirle seguridad manteniendo una conducta firme pero sin menospreciarle. Tenemos que demostrar con acciones que su temor es infundado sin que se sienta atacado. No hay que darle pie para que dé rienda suelta a sus quejas, por ejemplo, no hablar de enfermedades en su presencia. En algunos casos, el origen de sus miedos puede deberse por haber vivido ago traumático, en tal supuesto, es bueno acudir al psicólogo.

Entradas populares