Todos conocemos casos de niños que en nuestro vecindario disfrutan haciendo fechorías, tales como pinchar las ruedas de los coches o dejar el ascensor repleto de pintadas ofensivas.
Estos niños no están adaptados ni social ni emocionalmente. Frecuentemente, la inadaptación aumenta con la edad. Se sienten inseguros e infelices y les cuesta las relaciones personales. Pierde amigos con facilidad debido a su carácter egoísta, desagradable y vengativo. Se cree inferior y se siente perseguido por los demás, acumulando agresividad y frustración.
En estos casos de niños inadaptados y violentos, es imprescindible la ayuda del psicólogo. Es muy importante que su entorno le provea de seguridad, de cariño y afecto y que encuentren un lugar donde encajar.
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