El dichoso complejo de inferioridad

Una persona tiene complejo de inferioridad si se siente inapreciable, es muy tímida e introvertida y dispone de pocos recursos para poder superar situaciones complicadas. Se subestima y piensa que nada lo hacen bien.

Suele ser celoso y rencoroso hacia las otras personas, cree que los demás son realmente afortunados porque poseen cualidades que les posibilitan desplegarse con más facilidad y perfección.

Suele huir de las personas y no quiere estar con aquellos que les hacen sentirse inferiores.

Es posible que abuse de su autoridad sobre aquellas personas que por su situación laboral o familiar están en una situación de desventaja frente a ellos.

Es muy importante tener actitud activa y un deseo de superación para superar el complejo de inferioridad.

Debemos tener un conocimiento real sobre nosotros mismos y poder observar lo positivo y lo negativo que existe en nosotros.


Todos tendemos a compararnos con otros. Pero muchas veces lo hacemos con referentes que no están a nuestro nivel. Por ejemplo, si no hacemos ejercicio ni comemos sanamente no podemos lamentarnos por no tener la figura de un deportista profesional, ya que no estamos en las mismas condiciones físicas ni hacemos nada por conseguirlo.

La madurez emocional pasa por aprender a valorarnos sin depender de lo que piensen los demás de nosotros. Eso no se logra de la noche a la mañana, pero ejercitando nuestra mente todos los días lo lograremos cuando menos nos demos cuenta.  

Es esencial tener paciencia y, sobre todo, reírnos de nosotros mismos: reír  es la mejor arma de defensa contra los comentarios negativos de los demás.

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