Una buena convivencia no resulta fácil, pues implica un esfuerzo importante de la voluntad y una capacidad suficiente para aceptar vivir con otra persona. Estos son unos principios básicos para que la convivencia sea satisfactoria:
- Tener un conocimiento adecuado de uno mismo, saber nuestras características y cualidades, nuestras aptitudes y limitaciones.
- Esforzarse por limar y rectificar aquellos rasgos de la personalidad que dificultan o impiden el trato y la relación cotidiana.
- Conocer nuestra realidad, la situación concreta en la que tiene lugar la relación .
- Entender y comprender a las personas con las que se convive.
- Debe haber respeto y admiración recíprocos.
- Pensar en cómo mejorar la convivencia y poner los medios prácticos para llevarlo a cabo.
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